El Programa se ha desarrollado exitósamente y todos los resultados planificados se han alcanzado.
Si bien la duración global de la iniciativa, dos años y medio, ha superado el cronograma inicial, previsto para un año, el núcleo de las actividades, constituidas por los cursos en Montevideo, la formación a distancia y la pasantía en Italia, se ha desarrollado según lo previsto, en un intervalo de tiempo de 8 meses.
La postergación de la fase de asistencia técnica – de diciembre de 2018 a julio de 2019 – se debió principalmente a una decisión estratégica: en lugar de llevar a cabo las actividades inmediatamente después del cierre de la pasantía (después de diciembre de 2018, coincidiendo además con las vacaciones de verano en América del Sur), se evaluó como más provechoso para los beneficiarios aguardar las respuestas de los países sobre los temas y el abordage de su preferencia, agregando los datos emergidos durante la pasantía, lo que se ha conseguido solamente en mayo de 2019. Asimismo, la última misión de Asistencia Técnica, prevista en Ecuador para octubre de 2019, tuvo que ser postergada a diciembre, debido a la ola de protestos que había temporariamente desestabilizado el país.
Otra causa de la mayor duración del Programa ha sido la fase inicial de negociaciones entre IILA, ALADI y los países beneficiarios, que duró aproximadamente seis meses, entre misiones de coordinación y reuniones remotas a efectos de definir y formalizar los términos de la iniciativa entre todas las partes, para luego pasar a la elaboración del Plan Operativo por parte de IILA y ALADI, con la descripción más detallada de los resultados y productos esperados y relativas actividades.
Teniendo en cuenta que se trató del primer proyecto conjunto entre IILA y ALADI, necesitando además de la adhesión formal de otros tres países, y que todos los resultados y productos se han obtenido en manera satisfactoria y en los tiempos previstos (a excepción de la asistencia técnica), se considera que la duración de dos años es una extensión más realista que la de un año para este tipo de programa de cooperación.
Mas allá de los ajustes necesarios en el calendario de actividades, el Programa presentó puntos de fuerza que merecen ser subrayados como buenas prácticas para futuras iniciativas. Entre ellos, cabe destacar la participación activa de ALADI en la gestión del proyecto al lado de IILA, lo qual, juntamente con el abordage asumido por ambos entes de orientar todo el proyecto habia las necesidades y prioridades definidas por los beneficiarios, ha garantizado un adecuado nivel de apropiación de los resultados por parte de los entes de los tres países, lo que se ha reflejado en la participación de funcionarios altamente comprometidos, en todas las actividades realizadas.
ALADI ha sido fundamental no solo porque estuvo encargada de todos los contactos con los países beneficiarios, sino porque también estuvo involucrada en todas las decisiones estratégicas del Programa, y en la realización de muchos de sus productos, lo que se configuró en una verdadera alianza con la Coordinación de IILA, garantizando a la iniciativa un enfoque horizontal que ha valorizado la perspectiva de los países del Sur.
Esta partnership, que se ha ido fortaleciendo en el curso del Programa, posibilitó la participación de un importante número de entes y expertos suramericanos, ya sea en las actividades de docencia en Montevideo, ya sea en las misiones de asistencia técnica en los PMDER.
De hecho, no hay que olvidar que Uruguay, país sede de ALADI y por ende, de los Cursos de Alta Formación, es uno de los estados más avanzados en América Latina por lo que respecta a la sanidad alimentaria, y este aspecto fue valorado en diferentes fases del Programa, a través de la participación de instituciones uruguayas en la docencia y en la asistencia técnica, y en la conformación de la Red IILA-ALADI.
Con este mismo espíritu de valoración de las excelencias latinoamericanas, se decidió involucrar en distintas fases del Programa, con resultados muy positivos, al equipo de expertos en inocuidad de alimentos de Colombia, adjudicatario de la convocatoria internacional para la elaboración del informe diagnóstico en los tres países beneficiarios (primer producto del Programa).
En la totalidad, de los nueve entes involucrados en la docencia en los cursos de alta formación, cinco eran latinoamericanos, y cuatro de las cinco misiones de asistencia técnica fueron llevadas a cabo por instituciones de esta región.
El protagonismo de los entes locales en la realización del Programa se enmarca en una tendencia de la cooperación internacional de preferir la utilización de recursos técnicos y humanos locales y de impulsar el intercambio de conocimientos, metodologías y tecnologías entre los llamados “países del sur”, a efectos de potenciar el impacto, el sentido de apropiación y la sostenibilidad de las iniciativas realizadas.
En este sentido, la Red IILA-ALADI de cooperación en sanidad alimentaria, que se constituyó durante la iniciativa, es al mismo tiempo un fructo de dicha tendencia y la manifestación concreta de la voluntad de los entes ejecutores y socios de seguir profundizando y fortaleciendo sus relaciones, con miras a concretar futuros acuerdos y colaboraciones.
La presencia en la Red de entes de excelencia de Italia – país mundialmente reconocido por su sistema de control de alimentos – es fundamental para seguir indicando posibles caminos en la búsqueda de estándares cada vez más altos de calidad.
Pero la expertisia de entes europeos se debe sumar, y no sustituir, a la de los países del sur que también alcanzaron niveles de excelencia, a menudo enfrentando la misma naturaleza de problemas u obstáculos de aquellos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.
En conclusión, el cierre del presente Programa IILA-ALADI constituye el inicio de una reflexión, ya en curso, sobre su sostenibilidad, y puede representar un punto de partida para el fortalecimiento de las instituciones volcadas a la sanidad alimentaria en América Latina, y para la realización de futuras colaboraciones exitosas.
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